miércoles, 3 de noviembre de 2010

Recordar...

Recordar, es una acción que normalmente hacemos cuando estamos melancólicos.

Muchas veces recordamos bellos momentos, los repasamos una y otra vez por nuestra mente, en busca tal vez de respuestas, de consolación, de emoción, de tristeza... muchos sentimientos se pueden desprender de los recuerdos.

Hay gente que dice (o incluso canta) "Ya lo pasado, pasado, no me interesa" lo cierto es, que el pasado, si es necesario, el pasado define lo que eres en el presente, pero en el presente decides que será de tu futuro. 

El pasado, puede llevarse como una carga constante, y puede llegar a ser una carga muy pesada.  Sentimientos, relaciones rotas, cosas sin concluir... son barreras, que muchas veces no nos dejan avanzar.
En este sentido, el pasado se vuelve algo negativo para poder proseguir. No es que dejes tu pasado atrás y lo olvides totalmente, es simplemente que le des la importancia que se merece (lo que indica su nombre) PASADO.

El Pasado nos sirve para entender el presente y bueno o malo, es el ¿porqué? de lo que somos ahora.

El pasado lo podemos utilizar como medio de recordar, lo que hemos logrado, de las que nos hemos salvado, lo que he avanzado, lo que he aprendido, las experiencias que he adquirido, vemos como cada problema que hemos tenido se ha resuelto, de alguna u otra manera, nuestras buenas y malas decisiones, cobran vida en: nuestro presente. 

Así que, la próxima vez que recuerdes cosas del pasado, no lo dejes en simple melancolía y en el hubiera... mejor, recuerda aquello que te ha servido para ser la gran persona que eres hoy, y decide, en base a esa experiencia, lo que mejor convenga para tener un futuro lleno de buenas razones para recordar el pasado.

Construir tu futuro, edificando lo mejor para llegar al propósito de tu vida. 
Siempre viendo hacia adelante con la mejor mirada de esperanza. 

Filipenses 3:13-15 (Reina-Valera 1960)

13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
    14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.


 

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